lunes, 26 de agosto de 2013

DIENTE DE LEON (Taraxacunn officinale)




    Se le denomina también Taraxacón, Achicoria amarga, Amargón, Cardeña, Hocico de puerco y Pelosilla (cuando tiene el fruto ya hecho). El Diente de león, que en los céspedes suele ser una hierba mala muy molesta, constituye para la humanidad afligida una planta medicinal de gran valor. Se cría en los prados y todos los lugares herbosos y florece casi todo el año. En las regiones de los Alpes aparece la flor en abril y mayo, cubriendo todo a modo de un tapiz amarillo, lo que ofrece un aspecto muy alegre. La planta huye los suelos demasiado húmedos. Sus dos virtudes más destacadas son las de curar las afecciones de la bilis y las enfermedades del hígado. Las hojas se recolectan antes de la floración, las raíces en primavera u otoño, los bohordos durante la floración. Toda la planta es curativa. Yo misma he tomado la costumbre de poner en primavera cada día una ensalada de toda la planta en la mesa, para la cena la solemos comer mezclada con patatas hervidas y guarnecida con huevos duros. Cuando estuve en Yugoslavia sometida a una cura, nos daban a todos cada día, aparte de las otras ensaladas frescas, un platito de ensalada de Diente de león. El médico, un famoso especialista del hígado, con el que hablé del asunto, me dijo que el Diente de león era un estimulante poderoso del hígado. Hoy sé que los bohordos floríferos recién cogidos, de los que se comen cada día unos 5 ó 6, crudos, ayudan rápidamente contra la hepatitis crónica (dolor agudo y punzante que se extiende hasta la parte inferior del omóplato derecho). También combaten la diabetes. Los diabéticos deben comer cada día unos 10 de esos rabillos de la planta en flor. Estos se lavan antes de quitarle la cabezuela de la flor y se mascan espaciosamente. Al principio parecen un poco amargos, pero son muy tiernos y jugosos y es como si se comiera una hoja de endivia. Las personas enfermizas que se sienten siempre decaídas y cansadas, deberían someterse a una cura de 15 días a base de bohordos frescos de Diente de león. Se quedarían sorprendidas del buen resultado que dan. Pero estos bohordos curan también otros males. Por ejemplo quitan los picores, los líquenes y las erupciones de la piel, mejoran los jugos gástricos y depuran el estómago. Asimismo eliminan los cálculos biliares, sin causar dolores, y estimulan la actividad del hígado y de la bilis. — El Diente de león contiene, aparte de sales minerales, importantes sustancias curativas y reconstituyentes, imprescindibles para curar las enfermedades metabólicas. Gracias a sus cualidades depurativas de la sangre, es un remedio indicado contra la gota y el reuma; la hinchazón de las glándulas desaparece, sometiéndose durante 3 ó 4 semanas a una cura de bohordos frescos. Contra la ictericia y el mal del bazo se sigue el mismo tratamiento. Las raíces del Diente de león, que se comen crudas o se utilizan desecadas para infusiones, actúan de purificante de la sangre, digestivo, sudorífico, diurético y tónico. Fomentan la fluidez de la sangre por lo que se consideran un remedio excelente contra la sangre espesa. Según antiguos herbarios, las mujeres usaban el cocimiento de la planta como cosmético. Con esa tisana solían lavarse los ojos y la cara para obtener un cutis fino. Esta planta se mantiene fresca todo el año y produce hojas incluso en invierno.
Cada año en primavera suelo hacer de las flores de Diente de león un jarabe que tiene un sabor riquísimo y es además muy bueno para la salud. En Navidad preparo los dulces de miel siempre con este jarabe. Mi madre se encontró una vez con una mujer que llevaba en el delantal un montón de flores de Diente de león. Cuando le preguntó lo que hacía con ellas le dio la receta de ese exquisito jarabe o »miel« que les apunto aquí para que la puedan copiar: Cuatro puñados de flores de diente de león se ponen a hervir a fuego lento en un litro de agua fría. Se le da un hervor y se retira la olla del fuego. Al día siguiente se cuela todo y con las manos se exprimen bien las flores. Al líquido se le añade un kilo de azúcar moreno y medio limón cortado en rodajas (si está tratado se quita la piel). Se remueve bien todo y se pone la olla al fuego sin taparla. Para que se conserven las vitaminas se deja a fuego muy lento. Así se va evaporando el líquido sin hervir. Hay que dejar enfriar la masa una o dos veces para constatar su consistencia. El jarabe no debe estar demasiado espeso ya que al guardarlo se cristalizaría con el tiempo. Pero si está demasiado claro se estropea pronto. Tiene que quedar a modo de una miel; se puede comer con pan para el desayuno y está delicioso. Un día había estado trabajando un carpintero en nuestra casa y para cenar le di a él fiambre mientras que mi familia se deleitaba con pan con mantequilla y miel de Diente de león. Cuando el hombre vio lo a gusto que nos la comíamos quiso probarla. El, que hacía también de apicultor, no creía que la »miel« la hubiera hecho yo misma. Se quedó entusiasmado y dijo que el jarabe casi no se distinguía de la miel de abeja. Aquí hay que mencionar que a los enfermos de los riñones no les sienta muy bien el ácido de la miel de abeja, por lo que les recomiendo el jarabe de Diente de león.
A pesar de que esta planta tan valiosa goza de gran fama en la Medicina popular, la mayoría de la gente la desprecia y la toma por una hierba mala muy molesta. Durante una procesión de Semana Santa me di cuenta de que un chico que portaba una bandera tenía la cara desfigurada por el acné. Hablé con su madre llamándole la atención sobre el efecto depurativo de la Ortiga y del Diente de león. La mujer ni siquiera conocía esta planta, aunque ella no era de ninguna capital, sino una habitante de nuestra pequeña ciudad. Cuando le enseñé la planta se escandalizó y dijo que cómo iba a dar tales hierbas malas a su hijo
  MODOS DE PREPARACION
Infusión: 1 cucharadita colmada de raíces se ponen a macerar durante la noche en 1/4 I. de agua fría; al día siguiente se calienta hasta que rompa a hervir y se cuela. Esta cantidad se bebe media hora antes y media hora después del desayuno.
Ensalada: Se prepara con las hojas y las raíces frescas (véase arriba)

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